El cometa de menor periodo de todos los conocidos hasta el momento. Su designación actual es 2P/Encke.
Fue visto por primera vez en París el 17 de enero de 1786 por Pierre François André Méchain (1744-1804). Al siguiente día comunicó su descubrimiento a Charles Messier (1730-1817), quien observó el cometa el día 19, fecha en que también fue divisado por Jacques Dominique Cassini (1748-1845).
Tenía un núcleo brillante, pero carecía de cola.
En 1795, más exactamente el 17 de noviembre, Caroline Herschel (1750-1848) descubrió un cometa débil, sin núcleo, mas con una ligera condensación central de luz, cerca de la estrella Gamma Cygni (Sadr); apenas era visible a simple vista. Ese mismo cometa fue observado durante el mes de noviembre por el astrónomo alemán Johann Elert Bode (1747-1826), por el francés Alexis Bouvard (1767-1834) y por el médico y astrónomo aficionado alemán Heinrich Wilhelm Olbers (1758-1840). La órbita de este astro dejó perplejo a los calculadores, ya que no podían traducir las observaciones con ayuda de una parábola.
Uno de los observadores más laboriosos y de los que más se han ocupado del descubrimiento de los cometas, fue Jean Louis Pons (1761-1831). A los treinta y nueve años, Pons era portero del Observatorio de Marsella; localizó su primer cometa en 1801; en 1813 llevaba descubiertos una docena de ellos y el Observatorio lo asciende de portero a ayudante de astrónomo. En 1819 dejó el Observatorio de Marsella para irse de director al Observatorio real de Lucca.
El 26 de noviembre de 1818, Pons descubrió un cometa telescópico en la constelación de Pegaso, y como permaneció visible durante cerca de siete semanas, hasta el 12 de enero de 1819, se pudo obtener una larga serie de observaciones y cuyos elementos parabólicos, comparados a los de los cometas catalogados en aquella época, hicieron sospechar que había sido visto en 1805, y que el mismo Pons lo había observado. La sospecha de que pudiera tratarse del mismo cometa se le ocurrió a Dominique Arago (1786-1853) director del Observatorio de París, cuando Bouvard lo presentó en el Bureau des Longitudes, pues los elementos orbitales de los dos astros eran muy semejantes.
En 1819, el astrónomo alemán y director del observatorio de Gotha, Johann Encke (1791-1865), demostró que a dicho cometa no podía convenirle en modo alguno una órbita parabólica y acometió la empresa de determinar rigurosamente los elementos utilizando el método de Gauss, gracias al cual se había podido recuperar el primer asteroide, Ceres, perdido poco después de su descubrimiento. Y halló que la órbita era elíptica con un periodo de tres años y medio. Al consultar un catálogo, le llamó la atención las similitudes entre los elementos que había calculado y los de los cometas de 1786, 1795 y 1805, y pensó que podía tratarse del mismo astro. Para demostrarlo, había que calcular, retrocediendo en el tiempo, los efectos de las perturbaciones planetarias; cosa que hizo con éxito, realizando un esfuerzo extraordinario, en seis semanas.
Entre 1786 y 1818 el cometa había pasado siete veces por el perihelio sin ser visto. Por este extraordinario trabajo de cálculo, que la posteridad ha premiado vinculando el nombre de Encke al cometa; aunque el propio Encke, modestamente, lo llamó siempre el cometa de Pons.
En 1824 se le concedió a Encke la medalla de oro de la Royal Astronomical Society y en esta misma ocasión se envió la medalla de plata a Pons, que lo había descubierto.
Estado actual
Este cometa, actualmente posee una edad cometaria de 105 años, por lo que se le califica como cometa Matusalén. Se le estima una vida hasta el año 2050-2060, a partir de allí se convertirá en un asteroide.
Su pérdida desmesurada de masa (sólo durará 120 años cometarios) se debe a que, este cometa sublima durante toda su órbita entera, desde afelio hasta perihelio.
Actualmente, en sus mayores aproximaciones, apenas alcanza la magnitud 7, cuando otrora alcanzó la magnitud 3 y 4.
El cometa 2P/Encke, ha sido observado en casi todos sus pasos por el perihelio, que son:
- 31 de enero de 1786
- 21 de diciembre de 1795
- 21 de noviembre de 1805
- 7 de enero de 1819
- 24 de mayo de 1822
- 16 de septiembre de 1825
- 10 de enero de 1829
- 4 de mayo de 1832
- 26 de agosto de 1835
- 19 de diciembre de 1838
- 12 de abril de 1842
- 10 de agosto de 1845
- 26 de noviembre de 1848
- 15 de marzo de 1852
- 1 de julio de 1855
- 18 de octubre de 1858
- 6 de febrero de 1862
- 28 de mayo de 1865
- 15 de septiembre de 1868
- 29 de diciembre de 1871
- 13 de abril de 1875
- 26 de julio de 1878
- 15 de noviembre de 1881
- 8 de marzo de 1885
- 28 de junio de 1888
- 18 de octubre de 1891
- 5 de febrero de 1895
- 27 de mayo de 1898
- 15 de septiembre de 1901
- 12 de enero de 1905
- 1 de mayo de 1908
- 19 de agosto de 1911
- 5 de diciembre de 1914
- 24 de marzo de 1918
- 13 de julio de 1921
- 31 de octubre de 1924
- 19 de febrero de 1928
- 3 de junio de 1931
- 15 de septiembre de 1934
- 27 de diciembre de 1937
- 17 de abril de 1941
- 26 de noviembre de 1947
- 16 de marzo de 1951
- 2 de julio de 1954
- 19 de octubre de 1957
- 5 de febrero de 1961
- 3 de junio de 1964
- 22 de septiembre de 1967
- 9 de enero de 1971
- 28 de abril de 1974
- 17 de agosto de 1977
- 6 de diciembre de 1980
- 27 de marzo de 1984
- 17 de julio de 1987
- 28 de octubre de 1990
- 9 de febrero de 1994
- 23 de mayo de 1997
- 9 de septiembre de 2000
- 29 de diciembre de 2003
La hipótesis de Tunguska
A las 7,17 horas de la mañana (hora local) del 30 de junio de 1908, una enorme bola de fuego surcó el cielo del amanecer y se produjo una explosión terrible a unos ocho kilómetros sobre el río Podkamennaia Tunguska en Siberia (Rusia) (60º55’ N, 101º57’ E).
Dos mil quinientos noventa kilómetros cuadrados de bosque quedaron destruidos y convertidos en troncos carbonizados y caídos. La gran extensión de la región donde la onda explosiva llegó desde lo alto demuestra que la altura de la explosión debió ser notable: probablemente más de 10 kilómetros.
Algunas de las innumerables hipótesis que se barajan sobre este suceso, indican que se debió a la colisión de un trozo del cometa 2P/Encke con la Tierra. Esta hipótesis está basada en que el cometa 2P/Encke pasó por su perihelio el 1 de mayo de 1908, y es para una gran mayoría de investigadores, la más plausible. Dicha explosión puede explicar el fenómeno sin necesidad de recurrir a hipótesis más extrañas y fantásticas.
La cohesión del conglomerado cometario de 2P/Encke es lo bastante débil como para permitir su desintegración rápida en el aire, provocando una explosión de gran magnitud antes de llegar a chocar con el suelo. Las destrucciones se deberían fundamentalmente a la onda de choque atmosférica y secundariamente a la onda térmica.
A punto de cumplirse un siglo del fenómeno, no existe una hipótesis definitiva de la explosión que devastó la cuenca del río siberiano Podkamennaia Tunguska el 30 de junio de 1908.
A las 7,17 horas de la mañana (hora local) del 30 de junio de 1908, una enorme bola de fuego surcó el cielo del amanecer y se produjo una explosión terrible a unos ocho kilómetros sobre el río Podkamennaia Tunguska en Siberia (Rusia) (60º55’ N, 101º57’ E).
Dos mil quinientos noventa kilómetros cuadrados de bosque quedaron destruidos y convertidos en troncos carbonizados y caídos. La gran extensión de la región donde la onda explosiva llegó desde lo alto demuestra que la altura de la explosión debió ser notable: probablemente más de 10 kilómetros.
Algunas de las innumerables hipótesis que se barajan sobre este suceso, indican que se debió a la colisión de un trozo del cometa 2P/Encke con la Tierra. Esta hipótesis está basada en que el cometa 2P/Encke pasó por su perihelio el 1 de mayo de 1908, y es para una gran mayoría de investigadores, la más plausible. Dicha explosión puede explicar el fenómeno sin necesidad de recurrir a hipótesis más extrañas y fantásticas.
La cohesión del conglomerado cometario de 2P/Encke es lo bastante débil como para permitir su desintegración rápida en el aire, provocando una explosión de gran magnitud antes de llegar a chocar con el suelo. Las destrucciones se deberían fundamentalmente a la onda de choque atmosférica y secundariamente a la onda térmica.
A punto de cumplirse un siglo del fenómeno, no existe una hipótesis definitiva de la explosión que devastó la cuenca del río siberiano Podkamennaia Tunguska el 30 de junio de 1908.
Wikipedia
Enciclopedia
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